lunes, 24 de octubre de 2011

Pásele don Guillermo, está en su casa

Suponía que, al igual que Cervantes en el mundo hispano, William Shakespeare sería en su tierra objeto/modelo de veneración. Pero hasta que no vine a pasar una temporada en Inglaterra no me di cuenta de la forma en que Shakespeare impregna la cultura anglófona, cuántos investigadores se consagran al estudio de todos los temas que de él se puedan desprender, cuántos estantes de la Bodleian Library (o salas de lectura) podrían llenarse si todos los libros sobre Shakespeare que dicha biblioteca guarda se agruparan en un mismo sitio y cuántos autores reescriben sus historias. De pronto voy caminando por las calles de Oxford y encuentro un cartel que dice algo así como: "Aquí había una venta en la que una vez William Shakespeare se alojó cuando iba de camino a Londres". 

No me extraña en absoluto que Inglaterra defienda la figura de Shakespeare más allá de su valor literario, transformándolo en uno de sus bienes culturales más preciados. Parece ser que las transformaciones lingüísticas del inglés han hecho más difícil para las nuevas generaciones el acceso a los textos de Shakespeare, tal vez todavía más complicado para los norteamericanos, y aquí el sistema redobla esfuerzos,  traduciendo del inglés al inglés, motivando la mejora de los materiales didácticos: por ejemplo, la Royal Shakespeare Company ofrece versiones en comic de las principales obras, ediciones que debo decir como amante de los comics, están muy cuidadas, casi como cualquier edición de Marvel o DC.

El mes pasado estuve en un congreso de literatura donde se analizaba la influencia de la obra de Shakespeare en la poesía. De pronto aparecieron un puñado de poetas europeos y latinoamericanos (se echaron de menos a los asiáticos y los africanos) que en sus propias lenguas, poéticas y contextos reflejaron a través de su poesía interpretaciones de la obra shakespeareana que por si misma la crítica británica no hubiera alcanzado. Esto me ha llevado a pensar que, aunque mucho se ha dicho de Shakespeare, aún no se ha dicho todo. Visto desde nuestras diversas latitudes ciertas metáforas, ciertas imágenes adquieren un significado distinto, tal como lo demostró la crítica postcolonialista analizando las relaciones de poder que el canon inglés ha establecido con sus ex-colonias.


¿A qué edad conocimos a Shakespeare quienes venimos de sistemas educativos latinoamericanos o españoles? Quien tuvo suerte le conoció en la secundaria, cuando algún profesor pensó en encarrilar la recién despertada energía vital de los adolescentes haciéndolos representar Romeo y Julieta. En mi caso fue más tarde, tenía 18 años cuando leí Hamlet y estoy convencida de que mi experiencia fue totalmente distinta a la del estudiante anglófono. Puede que la mayoría de los hispanohablantes no sepan de qué va Hamlet pero el argumento de Romeo y Julieta está metido hasta lo más profundo de nuestros huesos, nos entra por el cine, la televisión, las versiones paródicas, la música, la pintura... conocemos a Shakespeare incluso sin saberlo, en ocasiones nos acercamos a él con una idea formada a partir del "boca a boca" e incluso a veces con la mente en blanco y libre de prejuicios.


Mientras que el mundo anglófono se desborda en crítica, al mundo hispano le faltan espacios para poder hablar de Shakespeare, de SU Shakespeare, con puntos de vista que en otro lugar no se formarían. Probablemente hace 50 años no hubiéramos podido hacerlo por la falta de traducciones, ahora ya no hay pretexto. Además de las españolas, del Instituto Shakespeare (que es una de mis favoritas), están también las argentinas, las mexicanas y sin conocerlas sé que las habrá en Colombia, las habrá chicanas. Estoy convencida de que Shakespeare no es patrimonio de los británicos, es patrimonio de todos los que queramos apropiarnos de él. Es por eso que he decidido abrir este blog para poder discutir manifestaciones concretas de dicha apropiación en la cultura hispánica: hablar de los montajes de sus obras, sus traducciones si mi incipiente inglés me lo permite, las adaptaciones teatrales y cinematográficas, nuestro particular punto de vista sobre discusiones académicas como el problema de la autoría. En fin, que me gustaría motivarlos a pensar que Shakespeare es de todos y todos tenemos algo que decir. Confío en poder tener una entrada nueva cada semana y si tienen alguna idea, algo de lo que les gustaría que se hablara por favor háganmelo saber. Sé que será un viaje apasionante.

1 comentario:

  1. De hecho tengo la certeza de que el motivo de poner a Shakespeare al centro de la olimpiada cultural de 2012 tiene como propósito hacerlo de una vez y para siempre ciudadano del mundo. Un gesto de generosos conquistadores como son los ingleses. Pero mientras lo que mandan sea Shakespeare y The Beatles, bienvenidos los habitantes de la isla-ombligo del mundo.

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